Torturas y violaciones a los derechos humanos en el paÍs de la pseudo-libertad: Guantánamo.
Índice AI: AMR 51/189/2006
www.amnesty.org
CERREMOS GUANTÁNAMO
Amnistía Internacional
Diciembre de 2006
Estados Unidos
Guantánamo: Tortura y malos tratos
Amnesty International December 2006
Estados Unidos está comprometido con la eliminación mundial de la tortura y lidera esta lucha con el ejemplo.
Presidente G.W. Bush, junio de 2003.
AI Index: AMR 51/189/2006
Los consabidos estribillos repetidos por las autoridades estadounidenses a lo largo de toda la “"guerra contra el terror”" son que Estados Unidos lidera la lucha contra la tortura, que todas las personas bajo la custodia estadounidense reciben un trato humano y que existe plena rendición de cuentas en las excepcionales ocasiones en que no se cumple esta norma. Pero la realidad es bien distinta.
Muchas de las personas recluidas en Guantánamo han sufrido malos tratos: en Afganistán u otros lugares con anterioridad a su traslado a Guantánamo, en el curso de su traslado, como parte del proceso de interrogatorio en la base o como consecuencia del carácter aislante, indefinido y punitivo de su detención en Guantánamo. Por asociación, sus familiares han padecido también la crueldad de esta encarcelación insular prácticamente en régimen de incomunicación.
Impunidad incorporada
En enero de 2002, el asesor de la Casa Blanca Alberto Gonzales aconsejó al presidente Bush señalando que el no aplicar los Convenios de Ginebra a los detenidos capturados en el conflicto de Afganistán tendría la ventaja de dificultar el procesamiento de personal estadounidense en aplicación de la Ley de Crímenes de Guerra de Estados Unidos. Dos semanas después, el 7 de febrero de 2002, el presidente firmó un memorando que confirmaba que ningún detenido talibán o perteneciente a Al Qaeda sería considerado prisionero de guerra y que el artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra tampoco era aplicable a estas personas.
El artículo 3 común garantiza las normas mínimas para un juicio justo y además prohíbe la tortura, el trato cruel y los “"atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes”". En aquel momento, la Ley de Crímenes de Guerra penalizaba las infracciones del artículo 3 común como crímenes de guerra perseguibles en Estados Unidos.
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Huelgas de hambre
Mientras ellos vomitaban sangre, los soldados se burlaban, los insultaban y los mortificaban con comentarios como “"mira lo que te ha traído tu religión ”"
Yousef al-Shehri, ciudadano saudí detenido.
En 2005, más de 200 detenidos se declararon en huelga de hambre en Guantánamo para protestar por las condiciones de reclusión y por su prolongada detención indefinida sin juicio. Según la información recibida, los participantes en la huelga de hambre fueron puestos en celdas de aislamiento, atados a sillas de sujeción, sometidos a dolorosos métodos de alimentación forzosa y privados de “"artículos de lujo”" como mantas y libros. Representantes letrados dijeron que algunos huelguistas habían sido aislados en celdas frías y atados a sillas de sujeción. Al parecer, los guardias mortificaban a estos detenidos aporreando las puertas de sus celdas, interrumpiendo sus oraciones y alterando su sueño.
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Han transcurrido casi cinco años y todavía no se ha procesado a nadie en aplicación de la Ley de Crímenes de Guerra. Sin embargo, en una audiencia del Senado celebrada en julio de 2006, seis abogados del ejército coincidieron en señalar que algunas de las técnicas de interrogatorio autorizadas en la “"guerra contra el terror”" infringían el artículo 3 común. En efecto, una investigación militar realizada en 2004 había confirmado que, al menos desde 2002, los interrogadores estadounidenses en Afganistán desnudaban a los detenidos, los aislaban durante largos periodos, los obligaban a adoptar posturas dolorosas, explotaban su miedo a los perros y los privaban de sueño y de luz. Tales técnicas se han utilizado en Guantánamo.
En septiembre de 2006, el gobierno redactó la Ley de Comisiones Militares, que fue aprobada por el Congreso y posteriormente promulgada por el presidente Bush. La nueva ley reduce el ámbito de aplicación de la Ley de Crímenes de Guerra al excluir de los crímenes de guerra los juicios sin las debidas garantías o los “"atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes o degradantes”", y su carácter retroactivo se remonta hasta antes del comienzo de la “"guerra contra el terror”". La impunidad se ha consolidado.
Redefinir la tortura permite que se torture
En un memorando fechado el 1 de agosto de 2002, un fiscal general adjunto del Departamento de Justicia indicó a la Casa Blanca que el presidente podía invalidar la prohibición de tortura, que los interrogadores podían causar suficiente dolor sin necesidad de traspasar el umbral de la tortura y que había una extensa variedad de actos que podían ser constitutivos de trato cruel, inhumano o degradante sin alcanzar el grado de tortura. Según se argumentaba en el memorando, los agentes que utilizaran tales métodos no podrían ser procesados en aplicación de la ley extraterritorial de Estados Unidos contra la tortura. Aun en el caso de que sus métodos de interrogatorio constituyeran tortura, “"la necesidad de defensa propia podría proporcionar las justificaciones necesarias para eliminar toda responsabilidad penal”".
Las eufemísticamente denominadas “"técnicas de ‘estrés y padecimiento’”" que empezaron a aplicarse en la “"guerra contra el terror”" de Estados Unidos, también en Guantánamo, incluían obligar al detenido a permanecer de pie o agachado, privarlo del sueño, encapucharlo y someterlo a ruidos y a asilamiento prolongado. Algunas técnicas tienen connotaciones discriminatorias, como la utilización de perros, la desnudez forzosa, el afeitado forzoso, la humillación sexual por parte de mujeres interrogadoras y la retirada de artículos religiosos.
Alberto Gonzales manifestó en 2005 que el memorando representaba la postura de la administración estadounidense y que él, como asesor de la Casa Blanca, lo había aceptado. En la “"guerra contra el terror”" no ha habido procesamiento alguno de personal estadounidense en aplicación de la ley contra la tortura.
Versión estadounidense del trato humano
El memorando firmado por el presidente Bush el 7 de febrero de 2002, que no ha sido retirado ni modificado, afirma que “"como cuestión política”" las personas detenidas recibirán un trato humano, “"incluidas aquellas que legalmente no tienen derecho a recibir ese trato”". No existen tales detenidos. Toda persona detenida, en cualquier parte del mundo, tiene derecho a no ser torturada ni maltratada por otros medios. No se trata de una opción política, sino de una obligación jurídica para todos los gobiernos.
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Detención por tiempo indefinido
Hicimos este campo para personas que iban a quedarse aquí para siempre. No piensen ustedes que van a volver a casa. Van a pasar aquí el resto de su vida [...] No se preocupen. Los mantendremos con vida para que puedan sufrir más.
Afirmación que un interrogador estadounidense hizo presuntamente a Mohamed al-Gharani, nacional chadiano recluido en el Campo V.
En mayo de 2006, el Comité contra la Tortura de la ONU informó a Estados Unidos de que la reclusión sin cargos por tiempo indefinido constituye per se una violación de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Este órgano de expertos instó a Estados Unidos a cerrar el centro de detención de Guantánamo.
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El memorando hablaba de un planteamiento sobre los detenidos que estuviera “"en consonancia”" con los Convenios de Ginebra, pero sólo en la medida en que la “"necesidad militar”" lo permitiera.
El argumento de la “"necesidad militar”" se utilizó para justificar el “"plan especial de interrogatorio”" autorizado por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, para su aplicación a Mohamed al-Qahtani, detenido en Guantánamo y considerado de alto valor en materia de inteligencia, pero que oponía resistencia a las técnicas tradicionales de interrogatorio del ejército estadounidense. Mohamed al-Qahtani fue sometido a un régimen de aislamiento extremo durante tres meses a finales de 2002 y principios de 2003. Lo obligaron a vestir ropa interior de mujer de diversas formas; le pusieron una correa y lo pasearon por la habitación obligándolo a hacer gracias propias de un perro; lo obligaron a bailar con un interrogador llevando en la cabeza una toalla “"a modo de burka”"; le afeitaron el cabello y la barba durante el interrogatorio; lo desnudaron y sometieron a registros íntimos en presencia de mujeres, a humillaciones sexuales, a la utilización culturalmente inapropiada de mujeres como agentes interrogadores y a insultos sexuales referidos a mujeres de su familia; también lo encapucharon y sometieron a música atronadora, ruido blanco, calor y frío extremos y privación del sueño, y lo obligaron a permanecer de pie durante largos periodos y a orinarse encima porque los interrogadores no le permitían ir al servicio.
De 54 días consecutivos, Mohamed al-Qahtani fue interrogado en 48 de ellos, entre 18 y 20 horas cada día. En el tiempo que duró su interrogatorio, parece ser que lo sometieron a simulacros de entrega, durante los cuales le inyectaban tranquilizantes, lo obligaban a ponerse unas gafas protectoras opacas y lo sacaban de Guantánamo en un avión.
Una investigación militar concluía que el trato recibido por Mohamed al-Qahtani, aunque considerado de manera acumulativa era “"degradante y abusivo [...] no alcanzaba el grado de trato inhumano prohibido”". Esto debería tenerse en cuenta cada vez que una autoridad manifieste que las personas detenidas bajo la custodia estadounidense son tratadas humanamente; es evidente que su concepto de trato humano no coincide con las normas internacionales.
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Extracciones brutales de las celdas
Dos o tres guardias entraron inmediatamente en la celda cuando él estaba tendido en el suelo. Uno de ellos obligó al señor Ait Idir a extender el cuerpo sobre el piso de acero de la celda y saltó sobre su espalda, utilizando las rodillas para aplastar su cuerpo contra el suelo.
Este testimonio, contenido en un pleito entablado en favor de Mustafa Ait Idir ante un tribunal estadounidense en abril de 2005, es una de las muchas denuncias sobre palizas y otros actos violentos de la Fuerza de Respuesta Extrema o de Emergencia, grupos formados por unos cinco guardias de Guantánamo que son enviados a las celdas de los detenidos para castigarlos por supuestas o leves infracciones disciplinarias de las normas penitenciarias.
El 24 de enero de 2003, un hombre vestido con un mono naranja fue brutalmente maltratado en Guantánamo y, según informes, como consecuencia de ello sufrió una lesión cerebral. No era un detenido, sino un guardia del ejército estadounidense que se había ofrecido voluntariamente a representar el papel de detenido reacio a colaborar en un ejercicio de entrenamiento. Al equipo que enviaron para sacarlo de su celda, integrado por cinco hombres, no se le informó de que se trataba de un ejercicio. El guardia asegura que lo empujaron violentamente contra el suelo, le hicieron una dolorosa llave de presa y le estrellaron la cabeza contra el piso de acero al menos en tres ocasiones.
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Verdades a medias
La administración ha intentado disipar las denuncias de tortura y malos tratos señalando el “"documento Manchester”", supuesto manual de entrenamiento de Al Qaeda encontrado en Reino Unido en el que se instruye a los miembros para que afirmen haber sido torturados o maltratados bajo custodia.
Amnistía Internacional ha hablado con numerosos detenidos que ya han sido liberados: en Afganistán, Alemania, Australia, Bahréin, Canadá, Francia, Reino Unido, Suecia y Yemen. Sus denuncias de malos tratos son coincidentes, comedidas y verosímiles.
Los Tribunales de Revisión del Estatuto de Combatiente establecidos por el gobierno estadounidense para examinar la situación de los detenidos recluidos como “"combatientes enemigos”" y las comisiones militares que éste pretende formar para juzgar a algunos de estos detenidos pueden apoyarse en pruebas obtenidas mediante tortura o malos tratos. De ser cierto que tales detenidos hacen falsas denuncias de tortura por sistema, ¿por qué ha sido necesario autorizar a estos tribunales y comisiones a admitir pruebas obtenidas mediante coacción? Si todos los detenidos recibieran un trato humano, estos tribunales podrían apoyarse en información obtenida por medios legítimos. Da la impresión de que es el gobierno, tanto como cualquier detenido, quien ha incluido entre sus tácticas de “"guerra”" la de decir verdades a medias.
Cuando en junio murieron tres detenidos en Guantánamo, al parecer como consecuencia de suicidio, el oficial al mando de la base manifestó que los detenidos no se habían quitado la vida por desesperación, sino que se trataba de un “"acto de guerra asimétrica”". La subsecretaria de Estado para Diplomacia Pública restó importancia a las muertes calificándolas de “"una hábil operación de relaciones públicas”". Como dijo un comentarista estadounidense, tales declaraciones exigen el cierre del campo, “"no sólo por lo que les está haciendo a los prisioneros, sino por cómo está deshumanizando a sus captores estadounidenses”".
Amnistía Internacional, Secretariado Internacional, Peter Benenson House, 1 Easton Street, London WC1X 0DW, Reino Unido.
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